Hoy vuelvo a hablar sobre uno de los temas que más me apasionan, en el buen sentido, en cuanto al marketing, y es a la manía que tienen las empresas en dedicar ingentes recursos para intentar destruir en la competencia en vez de centrarlos en construir y generar un valor añadido a su marca y productos. En concreto, quiero comentar el caso de Facebook y Google que ha sido aireado a los medios hace unos días.
Os pongo en situación, la semana pasada varios medios de todo el mundo publicaron la noticia de que se había descubierto que Facebook había pagado a la empresa de relaciones públicas Burson-Marsteller para instigar una campaña contra Google a escala global. La idea era sencilla, Burson-Marsteller se ponía en contacto con reputados periodistas para que investigaran supuestas denuncias de violación de su privacidad por parte de la nueva red de contactos de Google Social Circle para que de esta forma publicaran noticais negativas contra la empresa del más popular buscador de internet. El tema es que Google Social Circle permite al usuario interactuar con sus contactos, viendo las búsquedas que hayan recomendado, críticas de música, cine, etc. Hasta aquí normal, pero el argumento de peso de Facebook es que la nueva red social de Google, con la que pretende hacerle la competencia, todo sea dicho de paso, permite no solo recuperar la información de los contactos del usuario, sino de los contactos de éstos. Es decir, utiliza información de terceros que pueden ser ajenos al usuario para mostrar información relevante.
Esta estrategia se mantuvo en marcha hasta que un blogero que fue tanteado por la agencia de relaciones públicas no solo se negó a participar sino que decidió hacer públicos los correos electrónicos que había recibido de la misma. Por lo que se ve, al principio no se sabía el nombre de la empresa instigadora de la campaña, pero finalmente ‘The Daily Beast‘ publicó que era Facebook.
Bien, aclarados los hechos toca plantearse, ¿es lícita la estrategia de Facebook contra Google? Por un lado se puede decir que está luchando por proteger a los usuarios de una herramienta que puede infringir su derecho a la privacidad sin su consentimiento, como si de un paladín de las causas perdidas se tratara. Ojo, me parece muy loable preocuparse por un tema tan serio e importante como es la privacidad de la información en Internet (y lo que no es Internet), ¿pero es realmente este el motivo que ha movido a Facebook a gastar una suma importante de dinero en Burson-Marsteller? La respuesta claramente es no.
Por un lado, Google ha lanzado Google Social Circle como una de sus puntas de lanza para intentar copar parte de la cuota de mercado que está dominando actualmente Facebook (otra es la funcionalidad del +1 en los resultados de búsqueda de Google). Evidentemente, Facebook conocedora de la gran rivalidad y recursos de sus rivales (Google y Microsoft) ha optado por una vía muy agresiva para proteger sus costas, aunque eso implique sembrar de minas todo el mar.
Por otro lado, Facebook no es una hermanita de la caridad y es la primera que tiene acceso a infinidad de datos de sus usuarios. No son pocos los casos que surgen cada día de problemas en Facebook por la privacidad. Si, la empresa de Mark Zuckerberg, ha estado implementando nuevas mejoras en este sentido durante los últimos tiempos. Pero más cierto es que permite la propagación de multitud de estafas y timos en forma de aplicaciones (tipo “No me gusta”, “Mira cuanta gente ha visitado tu perfil”, etc.) que no buscan otra cosa que poder acceder a la información y fotos de los usuarios de Facebook.
Es por ello, que más que gastar dinero en agencias de relaciones públicas para intentar influir en periodistas para que hablen mal de la competencia, se debería mejorar el producto propio y la imagen de la compañía. Poco a poco parece quitarse su máscara de “buen rollo” y dejar cada vez más claro que tanto los usuarios normales como las empresas que la usan viven secuestradas bajo sus designios en forma de constantes cambios. Unos cambios que, aunque seguro que siguen una estrategia muy planificada, se antojan como erráticos y que han generado una respuesta negativa de usuarios, aunque no les quede otra que callar y aguantar. Ejemplo de ello fue la supresión de la posibilidad de sugerir páginas a amigos, el nuevo sistema de visualización de imágenes o el más reciente cambio, la fusión de los mensajes privados con el chat (y aquí mención aparte merecería el tema de mostrar todo el historial de conversación per se).
Finalizo ya, como ya he dicho anteriormente, centrémonos en crear antes que en destruir, ya que si se hace lo último tarde o temprano uno se acaba salpicando, quiera o no.